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miércoles, 7 de diciembre de 2011

El silencio, el miedo y la sombra.


Había dejado de ser una persecución, ahora no era la víctima, ni el cazador. Ahora lo sabía y la certeza le dolía. Su tarea no había sido hacer lo que había hecho, lavado de cerebro a su objetivo, del que se sostiene para no sentir dolor, pero fue su decisión a pesar de torrentes de agua sucia se hicieron aliados para mitigar las heridas que el mismo concepto los unió.
Hay quien desea acabar lo que nunca había comenzado. El silencio, el miedo y la sombra se enfrentaron cara a cara y se detuvieron, pero la sombra continuó deambulando en vano. La sombra pronunció el nombre que el miedo había callado y en ese momento el silencio habló sin labios ni lengua. Y las dos, eran una sola voz. 

Aún no es tiempo que la sombra se ilumine, sin embargo el silencio no es tan cruel, no quiere desaparecer las sombras perdidas, aún. El miedo, si tuvo miedo y se hizo una formación reactiva, hizo llorar al silencio y tiene engañada a la sombra, ni su sangre le importó, se enmascara de lo que quiso que fuera la melodía que su mente imaginó, la negación lo envolvió. El silencio se sostuvo de la luna quien en obscuras noches mitigó al silencio con rayos de alegría a pesar que no escucha o finge no escuchar y creyendo que nadaban en pecados, nada de eso importo, no hay traición ni pecado, porque todo terminó. El silencio no necesita bastones, puede volar libre sin sombra, sin miedo, sin luna. El miedo tiene miedo de que se rompa el verdadero silencio y descubrir lo que la melodía le decía, corrió con la idea de que aquella ya no existía, cuando en verdad, era ella la que volaría, y al ver su cobardía viajo lejos para olvidar todo ese suceso y dejo al silencio callado y fingió amnesia, ni el silencio ni la amnesia quieren miedo sin palabra, ni palabra sin miedo. 

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