No sé a dónde se ha fugado, ¿Lo he anestesiado?, ¿Está durmiendo, tal vez invernando?, ¿Se ha apiadado un poco de este cuerpo y me ha liberado?.
Se me ha extraviado el dolor, no lo siento, se que aquí está adentro. Acaso ¿se ha olvidado de mi?; no me engaño, yo lo he echo correr, lo asesino con sustancias y aún así siempre quiere volver.
No puedes hacerle daño al corazón, te has extraviado mi odiado dolor, yo te he abrazado para que te puedas ir, no haces caso, en mi quieres vivir. No puedes hacerle daño al corazón, te tengo dominado, aunque sabes los caminos para escabullirte y a mi cabeza siempre has de irte.
Se me ha extraviado el dolor, yo sé donde se esconde.
Tiene su conque el asunto, porque la única forma de que el dolor no te invalide es aceptarlo, abrazarlo como dices, y dejar que cumpla su cometido sin oponer resistencia.
ResponderEliminarLos duelos, todos, hay que vivirlos para matarlos.
Saludos cordiales.