Tuve que romperte a ti, para poder salvarme y lo siento.
Y sé que suena egoísta decirte que ahora, en ese instante, desearía poder volver a romperte, pero entre mis brazos. Respirarte, vivirte, necesito de ti. Necesito tú sonrisa rota de niño pequeño. Necesito tus sueños gastados, en blanco y negro, difuminados por lo que prometí darte.
Y a pesar de todo, siempre estuviste ahí, sosteniéndome la mirada. Mi niño de ojos tristes.
Dejaste de arañarme, de dolerme.
Te quise tanto (Y tanto me doliste a la vez).
Nunca dejaste de irte, de arrastrar mi nombre. Nunca te pedí que te quedaras y nunca deje de escribirte, hasta que viniste reclamando tu papel protagonista.
Nunca te pedí un después, nunca firmé un mañana.
Ya no pienso en como me besabas o en esas promesas que odio no haberme creído, porque ahora necesito llorar, y no sé si me diste motivos.
Quisiste volar tan lejos.
Daniel Glattauer
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