nubarrón en la cabeza,
gritos y lamentos,
se ha extraviado su reflejo;
aún la tengo presa.
Ella ha muerto,
sigo junto a ella,
con el recuerdo en el alma,
con la esperanza en el alba.
Su cuerpo se ha desvanecido;
y ella sigue viva,
desgarra la piel que habita,
inerte y sin sonrisa;
lo que quiso no ha vivido.
la encarcelo ya sin prisa;
día a día solo espera
que sus sueños cobren vida.
Sabía que estaba muerta
aquél día que la perdí;
un ataúd que permanece de pie,
el miedo camina junto a mí.
Ella ha muerto
y el espejo ya no la refleja;
se aferra a que sigue viva;
las personas no lo miran,
ella cree que la respiran.
Y se debo enterrarla;
yace en vida con mis restos;
mas sencillo fue negarla;
ella es frágil, es fácil cargarla.
Las miradas ya no se enternecen;
las palabras no consuelan mas,
los susurros ya no suenan tanto;
la inocencia cada día muere mas.
Se ha apagado la atención,
se ha esfumado el resplandor;
las manos cada vez son menos;
los sueños se han caído;
como extraño su calor.
Ella ha muerto y no me he dado cuenta.
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