un pecado cometido,
miradas persignadas
están mas bien cegadas,
y los dedos apuntando,
lo que perciben pagano.
Dos corazones echos cadáver;
reposan en las tumbas del adios,
cenizas de lo que fue y pudo ser,
un grande y bello amor;
no hay culpables, no hay razón,
solo palabras y supuestos
que asesinaron el deseo y la pasión.
Amores imposibles por los ojos de terceros,
lavaron la razón y el corazón,
él decidió suicidar su amor sin compasión,
no tuvo el valor, ni el criterio,
dominado por modelos a seguir,
le inventaron que así se borraría su herida,
hay que botarlo, hay que matarlo y borrarlo, tirarlo al pasado,
demolición de un error,
un derrumbe en un cuerpo que solo te daba amor,
una puñalada al centro del corazón,
y así ella tuvo también que asesinar al amor.
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